Miraba ensimismada sus gestos, su risa, sus labios, el hoyuelo de su barbilla, el tono de su voz y me daba cuenta de que me había enamorado de aquel hombre. Lo que significaba que podría ser muy feliz, pero también que podría sufrir muchísimo. Eso era el amor.
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Enviada por David hace 8 años
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