Tiernamente, respondió a mis besos hasta que se fueron haciendo cada vez más apasionados. Su amargura se convirtió en placer y, cuando nos fundimos en un sólo cuerpo, vibró en mis brazos y entonces supe con absoluta certeza que yo estaba enamorada de ese hombre, pero que no sería capaz de retenerlo a mi lado.
0
Enviada por David hace 8 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de María José Moreno.