La ciencia humana es periférica y esencialmente centrífuga. Estudia la parte visible del mundo sensible, la superficie sobre la que, por decirlo así, se refleja el pensamiento sobre sí mismo. La ciencia espiritual, por el contrario, es esencialmente centrípeta. Estudia el pensamiento interno desde los planos interiores y, desde ahí, hasta los más profundos, acercándonos cada vez más al Absoluto del que procede toda vida y que es la única y exclusiva Realidad.
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Enviada por Ventura hace 8 años
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