El buen compañerismo no consiste siempre en hablar o escuchar, en contarnos las vidas y las muertes, los amores y los desamores, en narrarnos novelas que leímos hace mucho y que ahora no tenemos a mano, en discutir sobre filosofía y sus suburbios, en sacar conclusiones de experiencias pasadas, en analizar y analizarnos ideológicamente, en intercambiar las respectivas infancias. El buen compañerismo consiste muchas veces en callar, en respetar el laconismo del otro, en comprender que eso es lo que el otro necesita en esa precisa y oscura jornada, y entonces arroparlo con nuestro silencio, o dejar que él nos arrope con el suyo, pero, y este “pero” es fundamental, sin que ninguno de los dos lo pida ni lo exija, sino que el otro lo comprenda por si mismo, en una espontánea solidaridad. A veces una buena relación, una relación que puede convertirse en amistad para siempre, se construye mejor con los silencios oportunos que con las confidencias intempestivas.
+3
Enviada por Gisela hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Mario Benedetti.