Las lágrimas me abandonaron en silencio, señal de que algo más me abandonaba. La culpa. El miedo. Otras emociones para las que no tenía palabras. Apoyé la cabeza en el hombro de Will, con delicadeza, y él inclinó la suya hasta que reposó contra la mía.
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Enviada por Yolanda hace 9 años
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