— ¿No os importa quedaros sin camarera a vuestro servicio, señor? - preguntó con malicia la reina. (La reina se está refiriendo a que su dama de corte, la princesa Violante de Hungría, debe regresar con ella a palacio quedando el rey sólo en el convento)
— De ningún modo - respondió con la misma malicia don Jaime -. Ardo en deseos de que la conozcáis mejor. Algún día será la reina.
— Ya - se rindió doña Leonor-. Lo comprendo.
— De Hungría - aclaró el rey, sonriendo mientras se doblaba en una reverencia exagerada a su esposa.
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Enviada por Frida hace 9 años
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