Todo periodista que no es demasiado estúpido o pegado de sí mismo puede darse cuenta de lo que está pasando, sabe que lo que hace es moralmente indefendible. Ellos son una especie de confidentes, se aprovechan de la vanidad, la ignorancia, o la soledad de la gente, ganando su confianza y traicionarlos sin remordimiento.
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Enviada por David hace 9 años
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