… una carrera frenética hasta el agua. Aquel instante antes de saltar en el que no creía que pudiera atreverse. El agua subiéndole por la nariz, una sensación cercana a la náusea, y el oleaje rodeándolo por completo, hasta que se elevaba con sus burbujas a la superficie. Los horizontes que se movían locos, las rocas que se tambaleaban. Aquel marmóreo entumecimiento de bajo y el modo en que su cosa flotaba libre, casi libre en el agua. Nadar desnudo era algo especial. Como quería la naturaleza.
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Enviada por Urdiel hace 9 años
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