Bien pensé que al marcharse me quedaría tranquilo. Pues no… En cuanto estoy solo, empiezo a recordarla… Cuando éramos novios, cuando nos casamos. ¡Qué imbécil es uno! En mi caso, ¡que imbéciles los dos! Lo teníamos todo para ser felices, y lo echamos a perder. Bueno. Todo, no. Mi mujer nunca tuvo tetas. Pero ¿es tan importante eso para destrozar un matrimonio? ¿No fui yo el primer imbécil? Porque echar a perder un matrimonio porque ella no tenga tetas…
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Enviada por Isabel hace 9 años
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