Trabajo entre los intelectuales. Trabajo, además, por mi cuenta. Soy
un anarquista entre los anarquistas. Me separan de ellos puntos de vista divergentes sobre táctica política; pero en el fondo coincidimos, en lo esencial. No te niego que quizá ellos desconfíen de mí: me tienen por un señorito. Pero esa misma desconfianza me da una libertad de acción que de otra manera no tendría. También entre los anarquistas hay una orto- doxia y unos dogmas. El francotirador como yo puede permitirse el lujo de la herejía, que, por otra parte, es necesaria en los medios en que me muevo. En el Ateneo, sobre todo al discutir con los estudiantes, hay que poseer una flexibilidad mental, una dialéctica amplia, incompatibles con cualquier dogmática.
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Enviada por Isabel hace 9 años
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