Apenas se había instalado en el comedor envuelto en su albornoz y con un libro entre las manos que le iba a servir de excusa para seguir pensando en su descubrimiento sin que nadie le hiciera alguna embarazosa pregunta, cuando el ruido de la llave en la cerradura le hizo suponer que su madre o Máximo regresaban.
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Enviada por Judith hace 9 años
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