Luego se volvió hacia Ismael y le preguntó con cierta aspereza—: Pequeño, ¿verdad que quieres ser algún día un gran poeta, ser rico, ser un hombre ilustre? —No lo sé —murmuró Ismael. Se sentía abrumado por una inmensa angustia, por el miedo, por la rebeldía frente a aquella mujer que quería violentar su vida libre.
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Enviada por Tamara hace 9 años
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