Su aplomo y sus modales me sorprendían. A pesar de todas mis observaciones impertinentes y de mis pullas, estaba dispuesto a recibir más. ¿Eran todos los demás como Mateo y el hermano de Jesús; estaban tan acostumbrados a la mofa, al vejamen y al ridículo, que la adversidad se había convertido en una forma de vida que solamente podían soportar volviendo la otra mejilla con una sonrisa? ¿Era genuina su ecuanimidad, o era solamente un escudo que llevaban para protegerse de las hondas y las flechas de sus enemigos más encarnizados? ¿O, en realidad, no hacían otra cosa sino practicar lo que predicaban; destruían a sus enemigos amándolos hasta que se convertían en amigos?
--1
Enviada por Salvador hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Og Mandino.