Se detienen ante un quiosco. Le fascinan las portadas de las revistas; como a los niños las estampas. ¡Qué culos, qué tetas! Ahora lo enseñan todo. De gusto, los ojos no envejecen… Pero también cabrea. ¡Pura mentira de papel nada más! Calentarse y no tocar; hace falta ser tan frío como los milaneses para aguantarlo!
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Enviada por Salvador hace 8 años
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