Amiga mía, creemos sin razón que la vida nos transforma: lo que hace es desgastarnos y lo que desgasta en nosotros son las cosas aprendidas. Yo no había cambiado, sólo que los acontecimientos se habían interpuesto entre mí y mi propia naturaleza. Era el mismo que había sido, quizás de una forma aún más profunda, ya que, a medida que van cayendo una tras otra nuestras ilusiones y nuestras creencias, conocemos mejor nuestro 'yo' verdadero. Después de tanta buena voluntad y de tantos esfuerzos, terminaba por encontrarme igual que antes: con el alma un poco turbia, a la que dos años de virtud habían desengañado [...].
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Enviada por Pedro hace 9 años
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