Estaba allí, sólo allí. Entonces abrí los ojos y, en aquel instante, solo existíamos Grace y yo, nada más que los dos, ella con los labios apretados como si quisiera conservar mi beso en su interior, yo atesorando aquel momento que era tan frágil como un pájaro entre mis manos.
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Enviada por Ramona hace 9 años
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