Él la hacía sentir humana; él la hacía sentir, y punto. Se sentía tan vibrantemente viva cuando estaba con él que era como si se hubiera pasado la vida medio dormida y al fin estuviera despertando. Pero la humanidad que le había devuelto era algo prohibido para él y Lindsay no podía permitirse el lujo de olvidarlo. Él no podía permitirse el lujo de que ella lo olvidara.
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Enviada por Anna hace 9 años
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