El médico miró el batiburrillo de frascos, botellas, retortas, saquitos de cuero.
Un sinnúmero de gavetas con signos alquímicos, infolios polvorientos, pergaminos, y manuscritos de la biblioteca del verdugo, un saber antiquísimo, completamente distinto de lo que le enseñaron en la Universidad de Ingolstad.
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Enviada por Ramiro hace 9 años
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