A mucha gente le parecen más respetables y espirituales las tristezas. Hay quien se muestra partidario de la culpa, el dolor, el recogimiento y la muerte. Yo prefiero el castigo de un villancico, incluso después de haberlo soportado por décima vez en una comida de primos lejanos, a un tambor de Semana Santa. Me paso la vida buscando sillas para los demás, pero nunca le he deseado una cruz a nadie.
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Enviada por Roy Rogers hace 9 años
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