Así llegó a una glorieta circular por la que no habían pasado antes, y en cuyo centro había un aljibe lleno de agua. En el agua negra se reflejaba nítidamente la luna. Varias ranas que cantaban en la oscuridad se lanzaron al agua cuando él se acercó, enturbiando la claridad del reflejo.
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Enviada por Berta hace 8 años
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