Nunca en mi vida experimenté algo semejante. Un lapsus de…¿lujuria?, bueno, no sé si fue exactamente eso, más bien fue encandilamiento, una de esas cosas que te suceden cuando eres una adolescente y por una de esas cosas de la vida, acabas frente a frente a alguien que demuestra completo control de todo su ser. Parte de mí lo idolatró, otra lo envidió, una tercera le temió, y una cuarta, quizá la más racional de todas, lo odió.
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Enviada por David hace 9 años
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