En la medida en que limpiamos nuestra mente, contribuimos a la felicidad de los otros. Podemos obsequiarles con nuestro sosiego, generosidad, claridad de mente y ternura de corazón. Y como a la vida sigue la muerte, como al día la noche, moriremos extinguiéndonos como una débil candela, pero sabiendo que en nuestra representación existencial hemos tratado dañar lo menos posible a las otras criaturas y hemos puesto algún empeño en mejorar y contribuir a la dicha de los demás.
+6
Enviada por Ingrid hace 8 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Ramiro A. Calle.