Una vez Xantipa habiía reñido mucho y Sócrates, enfadado de oírla, se salió de casa y se sentó en la puerta, y ella más enojada por la tranquilidad de su marido le arrojó desde una ventana un bación de orines y le mojó todo, por lo cual se rieron todos los que por allí pasaban. Y Sócrates también se reía con ellos y decía: Bien lo adivinaba yo que tras tantos truenos la lluvia había de seguir.
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Enviada por Tomás hace 8 años
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