Decía Pitágoras que la vida humana era semejante a un teatro o lugar público donde todos se juntan, unos para contender, otros para negociar, y otros para mirar, y donde finalmente todos estaán solícitos y ocupados, salvo solo el filósofo verdadero. Éste con toda seguri dad goza de aquel alboroto, contemplando y consi derando las vanidades y costumbres perversas de este mundo.
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Enviada por Tomás hace 8 años
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