Sabe el cielo que nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra que cubre nuestros endurecidos corazones. Me sentí mejor después de haber llorado, más apenado, más consciente de mi ingratitud, más afectuoso. Si hubiera llorado antes, Joe habría estado entonces a mi lado.
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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