Desalentada, veía cómo nos cercaba el otoño. Mi tiempo de destierro acababa; regresaría a casa y todo habría sido un sueño hermoso y amargo. Un verano que podría recordarse en un instante, en una hora, en unos pocos días robados a la vida que vendría después y nada más.
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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