Hay un instante en el que el sino del bolchevique me parece estremecedor. No cuando la descubre, ni siquiera cuando la desnuda y se le muestra un tesoro de dioses (a lo mejor el muy bestia no se paró a desnudarla). Tampoco, desde luego, cuando la ensucia haciéndola como cualquier otra y despojándola de su Gran Ducado. El instante en que el bolchevique se encuentra con su delicada misión sobre la Tierra ocurre después de que la Gran Duquesa ha sido asesinada y enterrada, cuando la recuerda por primera vez.
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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