Al pan, pan y al vino, vino. Pero a una prostituta llámala siempre señora. La vida de las prostitutas es muy dura, y no cuesta nada ser respetuosos con ellas.
Esta cita del libro El Nombre del Viento de Patrick Rothfuss la encontrarás en Arliden, padre de Kvothe
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Enviada hace 10 años
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