En la vida moral, lo mismo que en la vida física, existe una aspiración y una respiración: el alma necesita absorber los sentimientos de otra alma, asimilárselos para devolverlos enriquecidos. Sin este hermoso fenómeno humano el corazón no puede vivir, pues le falta el aire, y sufre y expira.
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Enviada por Esther hace 8 años
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