Desde siempre le habían producido cierto recelo los libros porque, al sumergirse en una realidad diferente, terminaban por hacerte dudar de la tuya propia. Y él necesitaba constantemente certezas, saber que en su vida estaba haciendo lo único que era dado hacer. Sin dudas, sin vacilaciones. Sin remordimientos.
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Enviada por David hace 8 años
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