La enfermedad de su esposa le ponía delante otra vez la caducidad de todo: murió nuestra infancia, nuestra adolescencia, nuestro pasado está muriendo sin cesar, mientras la memoria va recogiendo los despojos de ese naufragio que es la vida, embelleciéndolos y obligándonos a echarlos de menos y a llorar por ellos.
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Enviada por David hace 8 años
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