Bardel estaba a punto de quedarse dormido, cuando oyó un crujido de ramas a la izquierda y unos cuernos retorcidos se alzaron sobre él, seguidos de un rostro extraordinario. Los enanos se pusieron en pie blandiendo sus hachas. Los tres habían perdido el habla. El ser que estaba ante ellos era increíble, diferente a cualquier cosa que hubieran visto o soñado jamás. Era un bosgoso, un ser único y antiguo como el propio bosque.
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Enviada por David hace 8 años
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