Me acerqué, no sin temer algún tipo de emboscada, y entreví a un hombre tumbado de costado y que se retorcía con sacudidas intermitentes, encogiendo las piernas contra el pecho y volviéndolas a estirar, pero con los brazos en desacuerdo con esa postura, lanzados tras la cabeza y restregándose contra el pavimento.
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Enviada por David hace 8 años
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