Andrew caminaba delante de él ilusionado, con sus gafas rotas rumbo a un hostal desconocido, siempre cerca de Sue. No parecía importarle nada más. Tan solo el aire que respiraba, la compañía de la chica que amaba, y saberse en un mundo el que, según él, no tenía cabida el egoísmo.
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Enviada por David hace 8 años
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