Moscú era una inexplicable mezcla de antigüedad y decadencia, desmesurada y provinciana la vez, como una inmensa villa medieval en la que los palacios de ensueño y las relucientes iglesias hubieran tenido que apretarse para dejar hueco a las nueva construcciones socialistas, grandilocuentes, enormes y grotescas.
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Enviada por David hace 8 años
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