Nunca, nunca, sabremos lo que es la verdadera libertad, porque aunque hubiera libertad política, lo cual es mucho decir, la sociedad no aceptaría otras libertades. Las costumbres, la vida cotidiana seguirían siendo las mismas. El peso de la Iglesia es demasiado grande. Nunca nos veremos libres de esa moralina que, hay que decirlo, se han encargado de transmitirnos nuestras madres...
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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