–Yo, amigo mío, esperaba un milagro.
–¿Qué milagro?
—Sencillamente, que el amor fuese eterno, que rompiera la soledad con su fuerza sobrehumana y misteriosa, que disolviera la distancia entre dos seres humanos y derribase todas las barreras artificiales que habían levantado la sociedad, la educación, el patrimonio, el pasado y los recuerdos.
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Enviada por David hace 8 años
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