Claro está que hay hombres, aquí y allá para quienes la totalidad de la vida es como una hora de sobremesa con un cigarro en los labios: sencilla, agradable, vacua, quizá animada con algún episodio sobre riñas domésticas que se olvidará antes de contar el final ... antes de contar el final ... si es que existe ese final.
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Enviada por Rebeca hace 9 años
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