Mientras desfilaba el resto de clientes importantes hacia sus respectivos vehículos, en el salón del restaurante uno de los comensales yacía tumbado de costado en el suelo, en medio de un oscuro charco de sangre, pequeños fragmentos de cristal y restos de comida a medio digerir.
Esta cita del libro Hasta que la muerte nos separe de Manuel Pérez Recio la encontrarás en (El juego del mono gris)
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Enviada por Ingrid hace 9 años
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