-Oye, hambrecita –advirtióle el oso, y su voz retumbó coma un trueno en noche calurosa–. Te he enseñado toda la ley de la Selva para que te sirva con todos los pueblos que en la Selva existen... excepto el de las Monos, que viven en los árboles.. Esos no tienen ley. Esos son los repudiados de todo el mundo. No poseen lenguaje propio, sino que usan palabras robadas que oyen por casualidad cuando escuchan, y atisban, y están en acecho allá arriba en las ramas.
Su camina no es el nuestro. No tienen jefes. No tienen memoria.
Presumen, y charlan, y pretenden ser un gran pueblo ocupado en asuntos importantísimos; pera la caída de una nuez desde el árbol les provoca la risa y basta para que todo lo olviden. Nosotros, los de la Selva, no nos tratamos con ellos. No bebemos donde los monos beben; no vamos a donde los monos van; no cazamos donde ellos cazan; no morimos donde ellos mueren.
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Enviada por Ingrid hace 8 años
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