Me aburriría como la sangre espesa de un hombre perezoso. Sangraría la madera sin pensar en nada más que en la materia del árbol. Carpintera. Sería carpintera, y después sería el pájaro que desangra la corteza. Sería también la bala del cazador que atraviesa el ciervo. Veloz. Sangre de pólvora disparada por otro. Sin esfuerzo cruzaría el pelo, piel y carne, mi último destino, cuerpo cálido, animal, que me entierra en su centro, alejándome de la soledad de la sepultura fría.
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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