Un tiempo periódico de ejercicio físico y reflexión es necesario para recargar fuerzas y tomar distancia del día a día. El primero permite que el cuerpo, hábitat del alma, se alegre e ilumine al espíritu . El segundo, unos minutos de pausada meditación, nos ayuda a redimensionar, desde la inquietud interior, las ocupaciones y preocupaciones ordinarias, y también las extraordinarias
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Enviada por Gisela hace 8 años
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