Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.
[Noches del mes de Junio]
0
Enviada por Rebeca hace 8 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Jaime Gil de Biedma.