Por razones inexplicables, en la cabeza de aquella muchacha pasaban cosas sin cesar. Comoquiera que se Llamara era ciertamente más impertinente de lo admisible, y quebrantaba tantas reglas como podía. Entre sus mayores descaros se contaba haber entrado sin permiso en la biblioteca de la planta de investigación e incluso haberse llevado libros. El primer impulso del ingeniero había sido llamar al departamento de seguridad para que investigara el incidente a fondo.¿Para qué querría libros una analfabeta de Soweto? Pero entonces descubrió que Comoquiera que se Llamara de hecho leía los libros que se llevaba, lo cual resultaba aún más intrigante, pues la lectura no era precisamente un rasgo distintivo de los analfabetos de la nación.
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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