No, Guimaro no culpaba a los labriegos, pobres diablos, por comportarse como chiquillos. Bastante tenían con sobrevivir atados a sus señores como bestias de carga, solo aptos para guiar el arado o parir nuevos siervos. Si de algo los culpaba era de pasividad. No lograba aceptar su apatía, la resignación de tantos a sus tristes destinos.
+1
Enviada por Rebeca hace 8 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Fran Zabaleta.