Sentía rabia. Y desesperación. No podía vivir sin el fútbol. Del mismo modo que ya no podía vivir sin despertar admiración. Se sentía desnudo sin esas voces que le adulaban a todas horas, que le proclamaban amor incondicional, que le hacían sentir el más fuerte, el mejor.
0

Enviada por Rebeca hace 7 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Emma Riverola.