Italia en sus islas. Cerdeña, la ciudad de Alghero. Su estampa es dorada y amable: unos recios murallones sostienen sobre las aguas la apiñada teoría de tejados, de paredes, de campanarios. Y todo ha sido construido con el típico sillar de arenisca mediterráneo, granulado y poroso. Cuando el sol lo toca, se encienden los muros de un dorado adolescente, como si la luz se hubiera materializado en ancha sonrisa.
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Enviada por Tomás hace 8 años
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