¡Extraña locura! El amor a los veinte años se parece a un acceso de fiebre, a un delirio. Cuando termina, cuesta recordar otros… El ardor de la sangre, que se apaga pronto… Ante aquella llamarada de sueños y deseos, qué viejo, qué frío, qué sensato me sentía…
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Enviada por Esther hace 8 años
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