No hace falta estimular al niño para que llegue a la Belleza, llega solo. Los niños, y también los adultos que son como niños, caen naturalmente en asombro ante lo irresistible de la Belleza. Tan solo hemos de asegurarnos de que su entorno sea rico en Belleza y filtrar la mediocridad y la vulgaridad para que, en la medida de lo posible, no sea parte de su día a día. La Belleza nunca se impone, pero la mirada limpia del niño la percibe sin esfuerzo o con un esfuerzo que no parece tal, comparado con el gozo que le provoca la Belleza.
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Enviada por David hace 8 años
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