A veces se quedaba en silencio, y yo me preguntab a que pasaba por su mente. Muchas tardes, antes del lonche, salimos a dar un paseo por su barrio. Rebeca era capaz de maravilla rse mirando la enredader a de una fachada o de acercarse a sentir el aroma de unos jazmines al atardecer . Un día me describió todos los colores azules, morados, grises en el cuello de una paloma que se había parado en un árbol. Si miras cualquier cosa durante mucho rato, te vas a dar cuenta de que es un milagro, me dijo, no sé dónde leí eso. En otra ocasión, caminando por la calle, pateamos una piedra durante varias cuadras. Cuando llegamos a su casa, tomó la piedra y se la guardó en el bolsillo. Un recuerdo de este día, me explicó.
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Enviada por Tomás hace 8 años
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